El caso Masilotti

El sobre llegó un martes.
Sin remitente. Sin sello. Solo un trazo:
“Para Laura y Clara Masilotti.”

Nadie lo esperaba.
Nadie lo firmaba.
Nadie lo había visto llegar.

Adentro, una advertencia en papel antiguo:

“Ustedes no conocen toda la verdad. El apellido Masilotti fue borrado de los registros tres veces. La última, en 1932. Busquen donde se entierran los que no figuran.”

Solo una cruz dibujada a mano.
Coordenadas: 34°54′S 56°11′W

Cementerio Central, Montevideo.
Una tumba sin nombre.


Bitácora de la docente

No sé por qué tomé ese diario de la biblioteca. Estaba mal archivado. Casi como si me hubiera estado esperando.

Al principio pensé que era parte de una actividad —quizás una propuesta para estudiantes— pero algo en la forma en que estaba escrito… no parecía parte de un manual. Era demasiado íntimo.

Busqué las coordenadas. Cementerio Central, Montevideo.

Entonces me pregunté:
→ ¿Qué hago con esto?
→ ¿Investigo? ¿Juego?

Y sin darme cuenta, me convertí en jugadora.